lunes, 27 de junio de 2011

EL PRECIO DE LAS PALABRAS

Ya les había hablado de lo cuidadosos que debemos ser a la hora de elegir nuestras palabras porque uno nunca sabe las consecuencias que pueden provocar estas y si lo que queremos es desahogarnos entonces debemos hacernos responsables por todo lo que digamos en esos momentos que nos dejamos arrastrar por los sentimientos.


En el momento en que los pensamientos son expresados mediante palabras se convierten en dominio público, ósea que si no quieres que alguna persona se entere de lo que traes en mente no se lo digas a nadie porque ten por seguro que eso llegara a sus oídos, así se lo hayas contado a la persona que más confianza le tienes. El ser humano por naturaleza no sabe guardar secretos y si los guarda ellos siempre encontrarán la manera de salir.


Hasta las palabras más dulces y dichas con las mejores intenciones pueden desatar grandes tormentas y es que uno nunca sabe a oídos de quien llegaran, por muy bien intencionadas que sean las palabras, siempre habrá alguien a quien no le gustara lo que hayamos pronunciado y no tanto por las palabras en sí, si no por lo que se involucra con esas palabras: a veces acciones, a veces sentimientos. 


En algunas situaciones hay palabras especificas que cuando son escuchadas producen desconfianza y si no me creen den una repasada por sus relaciones y los momentos en que se sintieron inseguros, no fue por alguna palabra que les dijo su pareja o alguien más? Verdad que si? Gracias a esas palabritas claves nos comenzamos a dar cuentas de cómo están las cosas y emprendemos acciones que nos pueden salvar de momentos poco agradables. Por eso es imposible que una persona no sea atrapada cuando engaña.


Nuestras palabras siempre nos delatan, por muy simples que estas sean, y es que a veces salen tan naturales, tan inconscientemente que no nos damos cuenta de lo que estamos dando a entender, las personas siempre estamos buscando el verdadero sentido de lo que estamos escuchando y casi nunca nos equivocamos, mejoramos esa habilidad conforme vamos adquiriendo experiencia, y la adquirimos relacionando las palabras y los hechos; empezamos a reconocer lo que se dice antes que suceda algo después de vivirlo muchas veces.


Así que no nos confiemos, cuando digamos algo estemos conscientes de que pagaremos un precio por decirlo, en nuestra mente somos libres de pensar lo que queramos pero si no quieres tener consecuencias por pensarlo entonces NO LO DIGAS!!! Y evítate dolores de cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario