jueves, 24 de mayo de 2012

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!



Ya paso un año desde que todo esto comenzó y sigo sin averiguar que ha cambiado y que no. Pero empecemos por el principio.

Hace exactamente un año comencé a escribir otra vez, en un intento por escapar del terrible sentimiento que estaba desmoronándome con toda la calma del mundo, disfrutando de cada instante en el que caía más y más profundo. Estaba acelerada, nerviosa, mi cabeza no lograba encontrar una explicación lógica y aunque el desastre ya se había anunciado antes, me tomo completamente por sorpresa. No sabía por dónde empezar, o mejor dicho por donde concluir todo el asunto que me arrastro a un borde de tal confusión que termine haciendo lo único que sé hacer en estos casos de caos mental, escribí una carta.

Como buena quinceañera enamorada, la carta estaba llena de contradicciones. Aun puedo leerla y volver a sentir lo mismo que sentía cuando la escribí. Quería matar, quería besar, quería correr, quería gritar. No sabía cuál iba a ser mi próxima movida, tenía planes que no incluían en ningún punto el tener que volver a tomar el camino sin sostener su mano, justo como había llegado.

Pero eso no era suficiente, tenía la necesidad de poder explicarme sin enredarme en mis propias palabras. Siempre había querido un blog y ahora tenía un motivo para hacerlo, decir las cosas que no debía decir. No estaba pensando en un nombre para el blog que sonara interesante o bonito, no, estaba pensando en que tenía tantas cosas guardas, tantas palabras que nunca dije y que iba a llevarme a la locura no sacarlas y que las convenciones sociales no me permitían decir porque ¿Cómo rayos vas a decir que te dolió algo tan insignificante, cómo vas a decir que estas molesta, cómo vas a decir que alguien mas tuvo el poder de destruirte y tu dejaste que lo hiciera? Claro que no debes hacerlo, debes ser fuerte y orgullosa porque así funcionan las cosas.

En un principio tenia las intenciones de hablar de muchos temas, pero yo sabía que no iba a ser así, escribir sobre otras cosas no se me da. Los engañe con mi primera entrada pero luego vino la segunda lo que saco todo a relucir y lo que mas recuerdo es que les prometí a mis futuros lectores que les contaría la historia de lo que me estaba sucediendo, cosa que aun no ha pasado. Los que me conocen saben, o al menos imaginan, con qué tiene que ver todo esto pero eso no significa que lo sepan todo. Pero bueno, esa historia no puede ser contada porque sigo lidiando con ella.

No tienen ni idea de lo bien que me ha hecho este blog, de las satisfacciones que he obtenido escribiendo en él y lo bien que se siente poder compartir lo que sientes con otras personas sin ser interrumpido o sentirse juzgado. Escribo para mi, escribo para no perder la cabeza, escribo porque en el proceso de hacerlo entiendo lo que está pasando. Todo lo que hay aquí tiene que ver con mi vida o con la vida de los que me rodean.

Pero a pesar de todo, un blog no es suficiente para arreglar el desastre que los acontecimientos del año pasado hicieron en mí. Quizá me estoy dejando llevar y culpo a otras personas y a las circunstancias de lo que me paso aunque todo sea mi responsabilidad, quizá eso solo fueron los factores que desencadenaron una reacción, que sacudieron mi mundo y que me hicieron replantearme a mis escasos 19 años lo que creía saber de la vida.

Conocer la verdad es solo el comienzo de un largo y tortuoso camino y más cuando no termina de quedar clara y es por eso que la verdad es solo el comienzo de un final. Hace un año yo supe una verdad que me ha llevado en un viaje complicado, muy parecido a ese de las tan trilladas montañas rusas. He llegado a mi punto máximo solo para comenzar a caer a una velocidad donde frenar significa suicidio. Quizá me niego a ver las cosas de frente y poner un alto a todo esto, o quizá también sigo aquí porque aun siento que hay algo porque luchar pero mientras averiguo cual de las dos es continuare escribiendo aquí, para mi y para ustedes que deciden acompañarme cada entrada.

¡GRACIAS!


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