miércoles, 13 de julio de 2011

OLVIDAR Y PERDONAR


Dos cosas que se dicen muy fácil pero como cuesta lograrlas, o mejor dicho son prácticamente imposibles por el hecho de que somos humanos y no maquinas.

Cuando algo nos sucede no podemos simplemente dejarlo pasar. Primero lo clasificamos en algo bueno o malo, luego lo almacenamos en nuestra memoria y después lo razonamos. Proceso bastante parecido al que realizan las computadoras, la diferencia radica en que a nosotros toda esa información no se nos escurre como el agua, al contrario se nos queda ahí encajada en la memoria, nos duele o nos hace reír.

A veces creemos que hemos olvidado, pero los recuerdos vuelven a surgir cuando menos lo esperamos, o necesitamos… y es que tenemos esa capacidad para retener en nuestros cerebros esas cosas inoportunas, que suelen surgir en los momentos menos indicados arruinándolos. No es tan fácil borrarlas como si presionáramos “delete” en una maquina.

Lo que se puede hacer es pensar tanto en esas cosas que queremos olvidar hasta que nos acostumbremos a ellas, hasta que no lastimen, porque nuestros recuerdos jamás se van a borrar. Al principio duele pero es mejor que duela cuando nosotros lo pedimos a que duela cuando no lo necesitamos. Es como cuando se te pega una canción, la escuchas hasta que te fastidias y entonces se va de tu cerebro.

En cambio el perdón es algo que se hace conscientemente pero resulta aun mas difícil que controlar lo que pasa con nuestros recuerdos. La naturaleza del ser humano es errar en la vida. Hay equivocaciones pequeñas y grandes que siempre van a tener un impacto en nuestra vida, creo que eso ya lo sabemos todos, pero cuando es necesario perdonar y cuando es necesario pedir perdón?

Según yo, se amerita pedir perdón cuando las cosas de verdad tienen un arreglo, porque si no lo tiene para que desgastarnos pidiendo por algo que no va a importar mas, o cuando el error fue solo tu yo y de verdad sientes el arrepentimiento, tipo una infidelidad. Pedir perdón implica dejar de ser orgullosos, admitir que nos equivocamos y eso no es tan fácil!!! Y no porque no queramos, sino porque muchos aun lo ven como un signo de debilidad. En lo personal creo que el perdón es cosa de Dios, pero algunos lo utilizan para sentirse con la conciencia tranquila, y si ustedes son de esos háganlo cuando en verdad pedir perdón puede arreglar las cosas.

Y cuando se trata de perdonar? Pues muy sencillo, si de verdad crees que esa persona merece tu perdón y aun tienes el suficiente valor para confiar, adelante!! Pero no perdones solo por hacerlo, porque te haces daño tú y le haces daño a la otra persona. Perdona con los ojos bien abiertos y dile a tu conciencia que hay muchas probabilidades de que te vuelvan a fallar. 

Yo no soy una persona que perdone fácil, mucho menos que pida perdón, así que creo que aun me falta por aprender. El orgullo es algo que muchas veces me ha alejado tanto de la armonía, pero es que después de tantas heridas es normal que ya no quiera perdonar porque sé por experiencia que el perdón a veces solo viene de la boca y no del corazón. Esta vez no los incito a confiar sino a ser precavidos cuando hablamos del perdón.

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