Creo que uno de los consuelos que
tengo de mi infancia es que ninguno de mis miedos, ni el más grande de ellos se
hizo alguna vez realidad. Los monstruos y los fantasmas como los imaginaba no
existen, “Eso” es sólo un libro de Sthephen King y salir de mi calle dejo de
aterrorizarme hace muchos años.
Ya tengo
fuerza para pelear contra los malos, los borrachos ahora me dan risa y todas
esas fantasías que había dentro de mi cabeza han sido reemplazadas con miedos
irracionales que vienen dentro de mí.
Ahora que soy
grande, mis miedos están a solo un paso de convertirse en mi realidad. El fracaso,
la soledad, la pérdida, la decepción, los errores son miedos que podrían
abrirse las puertas en mi vida, un solo movimiento en falso y estaré cayendo en
el precipicio de mis peores pesadillas.
A veces siento
que no puedo con nada y que mis fuerzas flaquean, no puedo pensar con claridad
y lidiar con mis demonios no es una opción. Hay días en los que quisiera correr
como Forrest Gump sólo para poder
escapar de mis problemas, de esas cosas que me atormentan y que se han
convertido en obstáculos de mi vida.
Y entonces, a
veces me pregunto si mis nuevos miedos, que ahora casi puedo tocar con mis
manos, no son igual de irreales y absurdos como los que tenía cuando era niña. Quizá
la soledad sea solo una continuación de mi miedo a ser robada por un vagabundo,
o mi terror al fracaso sea la nueva cara que tienen los fantasmas aterradores que
salían en las películas.
Durante mi
infancia tuve miedo de subir a la azotea de mi edificio porque no quería encontrarme
con algo desconocido. Un día cuando olvidé por que no subía ahí, perdida en mis
pensamientos me encontré arriba y descubrí mi lugar favorito en el mundo. Y
ahora pienso en la posibilidad de que todos esos miedos que tengo me están impidiendo
encontrarme con cosas maravillosas, con personas que puedo llegar a amar y que
me detienen de subir a lo más alto a donde los seres humanos tienen permitido
llegar.
Ahora, tuve
que pasar la pubertad, crecer y desarrollarme para darme cuenta de lo estúpidos
que eran mis miedos a los 10 años pero aún no sé qué tengo que pasar para ser
valiente ante todos los retos y expectativas que tiene la vida para mí. Dentro
de mí existe la esperanza de que lo que me frena sólo depende de lo que está
dentro de mi cabeza.
No entendi...
ResponderEliminar