jueves, 13 de septiembre de 2012

La verdad sobre este momento.

Hay etapas de la vida en las que no se sienten pasar las noches, hay otras en las que se convierten en una eternidad y las menos, que son las noches que sólo son noches.




Todos sabemos que nada dura para siempre, que a veces hay nostalgia por lo que fue y ya no es pero el tiempo hace efecto en nosotros y cada vez nos alejamos más de todo eso. Los recuerdos ya no están, hay ausencia de suspiros, se acaban los corazones rotos y nos encontramos de nuevo volviendo a empezar.

Es un reinicio donde existe la tranquilidad y la paz mental, donde tu tiempo vuelve a ser sólo tuyo, donde dejas de perseguir sueños para empezar a construir nuevos, vuelves a creer, vuelves a volar…

Los nuevos comienzos llegan con el fin de algo, sin que lo planeemos, sin lo que deseemos o simplemente sin que lo queramos. Yo aprendí que estar buscando un final es la peor manera de encontrarlo. Las cosas caen solas por su propio peso, el tiempo juega su papel, la paciencia se agota y los límites se alcanzan y es entonces donde no queda nada más que voltear la mirada y tomar una nueva dirección.

No sé a ustedes pero a mí me da mucho miedo comenzar de cero, no tener nada en mi mente ni en mi corazón, sentirme vacía pero no por eso incompleta. ¿Qué sigue después de haber desgastado tu vida entera en hacer que algo funcione y que al final siguió su curso y terminó?

Sin embargo, no cambiaría por nada esa sensación de que al fin todo lo malo terminó, que el circulo vicioso que me arrastraba a lugares oscuros se rompió y que ahora tengo todo un hueco en mi vida para poder llenarlo con lo que sea, porque comenzar de nuevo no me exenta de volver a hacer las cosas mal, de rodearme de personas incorrectas o de cometer el mismo error. ¿Pero qué más da? ¡Para eso es la vida!