martes, 21 de agosto de 2012

¿Cuál es tu juego?


A veces quiero creer que todos los seres humanos que habitan este planeta tienen buenas intenciones y que cuando hacen algo malo es porque los mueven motivos dolorosos, que no hay nada más que dolor detrás de las malas acciones de este mundo, pero por favor!! Todos sabemos que eso no es cierto.

En mi mundo perfecto soy una de esas personas que sólo miran y se creen con el derecho de emitir una queja pero la realidad es diferente. Soy una persona que a veces hace cosas con la más pura mala intención de fondo. Creo que lo hago para no aburrirme tanto, agito un poco mi vida provocando problemas y una que otra vez un par de lágrimas; y claro que no estoy orgullosa de eso, podría hacer muchas cosas al respecto pero por ahora no sé cómo hacerlo. Suena cínico pero es la verdad, decir que no puedes hacer algo al respecto es sólo una forma mediocre de contemplar los problemas.

El hecho es que las personas adoptamos un papel y entramos en el juego de criticar, juzgar y, lo más grave, lastimar sin razón aparente. No niego que no sea divertido o interesante pero el problema son las consecuencias; no deja la misma cicatriz la cortada de un papel que la de un cuchillo. Somos capaces de todo con tal de ganar los juegos que nos proponemos y tomamos tan serio nuestro papel que a veces ese papel se convierte en parte de nosotros y lo que es un juego se convierte en nuestra profesión, por decirlo de alguna manera.

Nadie está exento de ser parte de esto, sólo que a veces nos toca ser la víctima y otras más el victimario. Intento comprender todo esto pero simplemente estoy tan familiarizada con la dinámica que no puedo comprenderlo de una manera objetiva. Y arrastrados en medio de esta corriente de maldad no nos queda de otra que vivir siempre en alerta para detectar cuando alguien está por atacar pero ¡rayos! Existiendo siempre tan buenos jugadores que nos engañan bajamos la guardia y somos derrotados de manera brutal.

Es un círculo vicioso en el que cada vez más y más gente está participando, y la verdad a mí no se me ocurre nada para solucionarlo. Así que en vez de preocuparme me voy a ocupar, tengo que desarrollar resistencia y fortaleza para enfrentar a los mejores jugadores que podrán engañarme pero jamás ganarme.

viernes, 10 de agosto de 2012

Los caminos de la vida...


Como quisiera tener el don de la predicción. No basta con que me pase la vida analizando mis opciones, considerando las consecuencias de mis actos y desbaratando el mundo buscando respuestas, siempre termino tomando malas decisiones.

Muchos de ustedes pueden decir que de eso se trata la vida pero ya me aburrí de que todo salga contrario a lo quiero. Digo, en mi caprichosa cabeza suelo pensar que las cosas tienen que ocurrir según mis planes porque pongo todo mi empeño en que así suceda. Luego recuerdo que estoy rodeada de humanos que igual que yo son egoístas, impredecibles y caprichosos, y que tal vez eso es lo que hace que mi camino no sea tan recto.

Las cosas van y vienen, desgraciadamente las personas también. Aferrarse no es sano cuando sobrepasas los límites de la dignidad, además es muy cansado luchar contra una corriente tan poderosa como el destino. Hay veces que por mucho que se quieran las cosas no más no pueden ser y aunque la lógica dice que cuando es así es mejor terminarlo y continuar, díganme ¿qué humano con sentimientos puede aceptarlo cuando debe hacerlo?

Cuando la vida nos arrastra hacia caminos no planeados como buenos mortales nos dejamos llevar, reposamos nuestras almas y nos dejamos sentir esas penas que vamos bloqueando mientras llegan. Somos tan débiles que cualquier brisa puede hacernos caer y con las manos llenas de rasguños y las rodillas sangrando comprendemos que debemos pararnos y caminar porque no hay peor derrota que la que no tiene lucha. Los seres humanos somos lo suficientemente orgullosos como para decir “No importa si me caigo, sé que aunque este solo puedo levantarme” pero hay otro tipo de seres humanos, esos que dicen “No importa si me caigo, sé que esta Él y puedo apoyarme para levantarme”. Y yo no soy quién para decir quiénes son mas inteligentes.

El punto es que mientras lleguemos a nuestro destino, no importa que camino hayamos recorrido, donde nos detuvimos y quién estuvo a nuestro lado mientras nos movíamos. Respecto a nuestro destino, bueno, cada quién sabe cuál es el lugar al que quiere llegar.